sábado, 17 de abril de 2010

MANSADA DE GAVIRA SOLO TALAVANTE TUVO A PUNTO DE TRIUNFAR PERO SU ESPADA NO LE DEJO RUBRICAR


Corrida cinqueña y huidiza en la 9ª de Feria

Y ENTRE LOS MANSOS TALAVANTE


Vertical chicuelina de Talavante hoy en Sevilla/Foto:Matito (SEVILLATAURINA.COM)
MARIO JUÁREZ | Sevilla
La tarde llevó la firma de Talavante. Esperaba Sevilla a Morante, y como no fue, quizá por eso se enfriaron los ánimos y tardaron en entrar en calor. Pero cuando lo hicieron, Sevilla volvió a dar su aprobación a un torero con feeling especial con esta plaza.
Se rompieron, sobre todo, con el quinto. Un toro de casi seis años montado y manso como un demonio. El animal se movió lo suyo, aunque nunca quiso embestir de verdad. La lidia fue desastrosa y aun así el de Gavira, con fondo encastadito, y entre huída y huída, dejó que Talavante hiciese de las suyas.
Lo que hizo Talavante fue cuajarlo al natural en la puerta de chiqueros. Hubo dos intentos de sujetarlo en los medios y como el toro no quería, el extremeño aprovechó la querencia. Hubo de llevarlo abierto al principio porque el toro no quería pasar, y cuando consiguió hacerlo, Talavante le enjaretó varios naturales de cintura rota y trazo muy largo.
La faena fue un pulso y un toma y daca en la que ganó la actitud del torero. Siempre queriendo, siempre echándosela y siempre embarcándoselo, las últimas series, en las que la banda incluso rompió a tocar, fueron de espacios milimétricamente imposibles, casi pegado a tablas. Sin embargo, Alejandro pinchó un par de veces y se dejó escapar la oreja.
Con el primero de su lote tampoco mató bien. Y pudo haber tocado pelo si el deGavira, el de mejor son de la corrida, aguanta diez muletazos más. Pero el toro, con el depósito muy justito, tuvo tres series sobre la mano derecha y se paró de golpe. Esas tres las exprimió Talavante en bueno, corriendo la mano, ligando, muy bien colocado y siempre por debajo de la pala, arrastrando la muleta y llevándolo hasta el final en una versión más reposada y mejorada del torero que se vio a finales del año pasado.
A ese toro lo cuajó de capote Daniel Luque en un quite a la verónica. Dos y la media con temple, mimo y acariciando la embestida, fueron la tarjeta de presentación del de Gerena. Volvió a lucirse después con el capote en el sexto, en un galleo por chicuelinas de mano baja y mucho pulso y por otro quite a ese toro. El animal, alto y serio, manseó como sus hermanos y Luque.
El tercero fue también de los toros aplomados, con embestida muy descompuesta. La lidia al toro fue nefasta y Luque se contagió del ánimo del toro en tres series con demasiados enganchones sin decir nada. El sexto, manseando mucho, tuvo movilidad.
Luque consiguió hilvanar algunos muletazos sueltos, pero el toro pasó más tiempo huyendo y el de Gerena no dio con la fórmula para sujetarlo, porque casi nunca dejó la muleta puesta para tratar de que el manso repitiese. Lo mejor fue un espadazo fulminante que lo tiró patas arriba, literalmente. Tanto, que no pudieron apuntillarlo.
Morante no tuvo lote ni tampoco se le vio con gran ánimo.El primero fue el toro más complicado, que se metió de primeras por dentro y vino siempre descompuesto.Morante, al que le enganchó demasiado los trastos, no se complicó.
El cuarto protestó mucho por arriba y se defendió tela. Morante, que no pudo lucirse de capa, lo intentó con intermitencias en una faena con muchos enganchones en la que al final llegaron tres o cuatro naturales de buen aire y más limpios, justo cuando el sevillano bajó la mano y lo llevó al toque, sin violenci

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